La leche humana es considerada el primer alimento soberano y saludable, y sus efectos sobre la salud de la población se manifiestan a corto, mediano y largo plazo.
Sus beneficios están probados científicamente:
• Disminuye el riesgo de mortalidad neonatal en un 22%.
• Las diarreas infantiles se reducen en un 50%.
• Las enfermedades respiratorias disminuyen en un 33%.
• En bebés prematuros, reduce el riesgo de enterocolitis necrotizante.
• Se asocia con una disminución del 26% en el sobrepeso y la obesidad en la adultez.
• Para quienes amamantan, ayuda a bajar el peso adquirido durante el embarazo, y previene el cáncer de mama, de útero y la diabetes tipo 2.
Las recomendaciones nacionales e internacionales sobre lactancia humana son muy específicas y explicitan que debe iniciarse durante la primera hora de vida, ser exclusiva hasta los seis meses del lactante y continuar hasta los dos años o más, en conjunto con alimentación complementaria (OMS, 2003).
La alimentación al pecho se da en un contexto de fuerte competencia con el marketing engañoso y abusivo de fórmulas lácteas y leches modificadas.
Los sucedáneos son productos comercializados como un sustituto parcial o total de la leche humana (por ejemplo: fórmulas para lactantes -de inicio y de continuación, alimentos para propósitos médicos específicos, leches modificadas para niños a partir del año, etc.).
Tratá de que no te seduzca la publicidad de un producto industrializado a menos que el pediatra lo indique por algún problema de salud.